Las guerras biológicas, origen y creadores
Las guerras biológicas tienen un origen que se remonta a la antigüedad, pero fue durante el siglo XX cuando adquirieron mayor relevancia.
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En el mundo actual, la guerra se ha convertido en una constante en la historia de la humanidad. A lo largo de los siglos, los seres humanos han buscado diferentes formas de enfrentarse entre sí, utilizando armas cada vez más sofisticadas y letales. Una de las formas más escalofriantes de guerra es la guerra biológica, en la cual se utilizan agentes patógenos para atacar a los enemigos. En este artículo, exploraremos el origen y los creadores de las guerras biológicas.
La guerra biológica es antigua
El uso de agentes biológicos con fines bélicos no es un fenómeno reciente. De hecho, se tiene registro de su uso desde la antigüedad. Por ejemplo, se cree que en el siglo VI a.C., los asirios lanzaron cadáveres infectados con enfermedades hacia las ciudades enemigas para propagar epidemias. Sin embargo, fue durante la Primera Guerra Mundial cuando la guerra biológica adquirió una nueva dimensión.
Las armas biológicas y las guerras mundiales
Durante la Primera Guerra Mundial, varios países, entre ellos Alemania y el Reino Unido, iniciaron programas de investigación para desarrollar armas biológicas. Estos programas tenían como objetivo utilizar agentes patógenos como el ántrax y el cólera para debilitar al enemigo. Sin embargo, debido a la falta de avances científicos en el campo de la microbiología, estos programas no tuvieron éxito y no se utilizaron en el conflicto.
Fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando la guerra biológica volvió a cobrar importancia. Alemania, Japón, Estados Unidos y el Reino Unido, entre otros países, establecieron programas de investigación y desarrollo de armas biológicas. Alemania, por ejemplo, desarrolló el arma biológica conocida como «Tifoidea Homburg», una forma de fiebre tifoidea modificada genéticamente para ser más letal. Sin embargo, al igual que en la Primera Guerra Mundial, estos programas no fueron utilizados en el conflicto.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se firmó la Convención de Ginebra de 1925, la cual prohibía el uso de armas biológicas y químicas en la guerra. Sin embargo, esto no detuvo a algunos países de continuar con sus programas de investigación en secreto. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética llevaron a cabo extensos programas de armas biológicas, llegando a desarrollar agentes patógenos altamente letales.
Un caso conocido
Uno de los casos más conocidos de uso de armas biológicas ocurrió en 1979, cuando un brote de ántrax en la ciudad de Sverdlovsk, en la Unión Soviética, causó la muerte de más de 60 personas. Posteriormente, se descubrió que el brote había sido causado por la liberación accidental de esporas de ántrax desde una instalación militar secreta. Este incidente puso de manifiesto la peligrosidad de las armas biológicas y llevó a un mayor control y regulación de estas armas.
En la actualidad, a pesar de las prohibiciones internacionales, se cree que algunos países continúan desarrollando armas biológicas en secreto. Además, el acceso a la tecnología necesaria para desarrollar estas armas se ha vuelto más accesible, lo que representa un desafío para la seguridad mundial.
A pesar de las prohibiciones internacionales, el riesgo de un conflicto basado en el uso de armas biológicas sigue presente en el mundo actual. Es responsabilidad de la comunidad internacional trabajar en conjunto para prevenir y controlar cualquier amenaza que pueda surgir en relación a las guerras biológicas.
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- Biología